La mediación familiar supone una vía alternativa para solucionar los conflictos que surgen en el seno de las familias. Con la intervención del mediador familiar, las partes implicadas encontrarán una nueva manera de comunicarse, contando con el tiempo necesario para exponer motivos, aclarar ideas, compartir deseos, etc. Puede parecer que, dado que las partes implicadas conviven juntas o se conocen desde hace muchos años, sentarse y hablar no es necesario, o incluso que comunicarse en este punto ya no supondrá ningún beneficio pues las ideas del otro ya las conoce, pero lo cierto es que la comunicación real pocas veces se practica.

La mediación familiar nos facilita una comunicación fluida, mejorada, nos la enseña, y en la mayoría de las ocasiones hace que el conflicto que antes era un “nudo de ocho vueltas” comience a soltarse.